Te miro con los ojos del recuerdo
cuando el sol aún brillaba para todos,
la natura cargada de esperanzas
regalaba la sonrisa de su cielo
alumbrando sus estrellas la comarca.
Cada día, traía el pan bajo su brazo
los niños reían en petálos de vida,
alegres madres cantaban aleluyas
hirviendo mieles para sus hijos
en sacro fogón, de maternal amor.
La educación?...¡Fue la insignia de esos tiempos!
Saludaban los pobres y los ricos
saludaban los grandes y los chicos,
los vecinos en jolgóricos abrazos
se brindan parabienes eternales
bajo un cielo preñado de bondades.
Las comadres, en alarde de abundancia
sus “ricuras” repartían en viandas,
gordos chanchos mataban muy alegres
y en aras de amistad y de cariño
compartían fritos y chicharrones colosales.
La urbanidad?...¡Bella dama de antaño!
Cajabamba : dechado de cortesía y afabilidad
ejemplo era de finura, atención y amabilidad,
producto fue de calidad social y humana
corolario de antiguas vivencias familiares.
¡Oh, nobleza cajabambina sin par!
Reverencio a pulcras damas del ayer
a educados y apuestos caballeros;
llovía aristocracia por doquier
haciendo gala de regia hidalguía.
Cajabamba: Recordando voy tus primores
Y exclamo con Cicerón: “O témpora! O mores!”
Autor: LuisCastillo Sánchez
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