Los Caxabambas - datos históricos

El escritor cajabambino Carlos Quevedo nos acerca, a través de su libro "Crónicas y leyendas de Cajabamba" a nuestras raíces, a conocer las costumbres y tradiciones de los primeros pobladores de nuestra tierra. Realmente es una lectura obligatoria para nostros los cajabambinos.

A las primeras luces del alba, grupos de hombres y mujeres somnolientas y casi desnudas salían de sus casuchas de piedra y barro con techo de paja, algunos se sentaban cerca de la puerta a contemplar el horizonte y esperar que el dios sol salga pronto para que reciban su luz y calor. A medida que amanecía estos habitantes de las laderas y alturas de los cerros, bajan a los valles y quebradas en busca de animales que cazar o hacia los ríos donde pescar; mientras tanto las mujeres y los niños escarbaban la tierra en determinadas lunas del año para sembrar algunos tubérculos que también iban a servir para la alimentación de la tribu.

Desde donde vivían, contemplaban una enorme serpiente plateada en medio de la espesura verde que constituía el gran valle Condebamba.

Las laderas de lo que hoy es Cajabamba, Cauday, Lluchubamba, Nuñumabamba, Huaca Corral, Colpón, Tabacal y Cholocal se encontraban poblados de pequeñas aldeas y tribus de los Lluchos, nombre que recibieron porque en esa zona había gran cantidad de venados.

Estos primeros pobladores, prestaban obediencia y rendían tributo al cacique llamado Gran Huamachuco, que habitaba en un elevado cerro próximo a la actual ciudad de Huamachuco, visible desde Cajabamba, (Marcahuamachuco).

La agricultura y casería bastante primitiva que practicaban las fueron cambiando al ser conquistado por los incas, donde empezaron a cultivar grandes extensiones de terrenos con canales y acequias de regadío. Se dedicaron también a la minería y fundición de metales beneficiando especialmente el bronce y la plata. Han dejado muchos utensilios domésticos, alhajas y otros objetos pulimentados de piedra como lo demuestran las hachas y morteros. Otra de sus ocupaciones fue la cerámica. En todas las ruinas se encuentran objetos de alfarería como ollas, cántaros, huacos, etc. Conocieron también la industria del tejido; poseían el secreto de reducir no sólo el cráneo sino todo el cuerpo de sus muertos, como se ha comprobado en pequeños cuerpos momificados.

Como casi todos los pueblos primitivos, ellos también creían en la otra vida y practicaban el culto a los muertos, colocando comidas, bebidas y prendas de vestir en las tumbas de éstos, para su alimentación y abrigo en la otra vida.

Estos habitantes primitivos formaron tribus poco aguerridas, vivían tranquilos en sumisión a su cacique, sustentándose de la agricultura, ganadería y cacería; pero en algunos casos parece que también practicaban la antropofagia, pues según, don Wenceslao Valera, en muchos restos humanos de las laderas de la provincia se ha encontrado indicios de canibalismo.

Durante los primeros tiempos estos pobladores hablaban el Culle; luego en el periódico incaico hablaron el quechua, idioma oficial de los incas.

Fuente: "Crónicas y leyendas de Cajabamba, Carlos Quevedo Guerra

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