Cronistas de la conquista - sobre el pueblo de Huamachuco

LOS CRONISTAS.
Huamachuco se halla registrado en las diversas y famosas obras de los cronistas de la conquista, al margen de sus estilos nos proporcionan versiones, que al final de cuentas nos permite avizorar pistas de investigación y de interpretación de esta realidad.

Pedro Cieza de León.-  
En el “Capítulo LXXXI de lo que hay que decir, desde Caxamarca hasta el valle Jauja; y del pueblo de Huamachuco, que comarca con Caxamarca”. Describía de la siguiente forma:

“Mas delante de Caxamarca casi once leguas esta otra provincia grande y que antiguamente fue muy poblada, a la cual llaman Guamachuco. Y antes de llegar a ella, en el comedio del camino, hay un valle muy posible y deleitico, el cual, como está abrigado con las sierras, es su asiento cálido; y pasa por el un lindo río, en cuyas riveras se da trigo en abundancia; y uva, higueras, naranjas, limones y otras muchas que de España se han traído. Antiguamente en las vegas y llanuras de este gran valle había aposentos para los señores; y muchas cementeras para ellos y para el Templo del Sol.
La Provincia de Guamachuco es semejante a las de Caxamarca; y los indios son de una lengua y traje, y en las religiones y sacrificios se imitaban los unos a los otros y por el consiguiente, en las ropas y llantos. Hubo en esta provincia de Guamachuco en los tiempos pasados grandes señores; y así cuentan que fueron muy estimados de los incas.
En lo más principal de la provincia está un campo grande, donde estaban edificados los tambos o palacios reales, entre los cuales hay dos de ancho y de veinte y de dos pies, y de largo tiene tanto como una carrera de caballo, todos hechos de piedra y el ornato de ellas decrecidas y gruesas vigas, puesto en lo más alto la paja, que ellos usan con gran orden. Con las alternativas y guerras pasadas se han consumido mucha parte de la gente de esta provincia. El templo de ella es bueno, más frío que caliente, muy abundante de mantenimiento y de otras cosas pertenecientes para la sustentación de hombres. Había antes que los españoles entrarán en este reino, en la comarca de la provincia de Guamachuco, gran número de ganado, de ovejas y por los lados despoblados andaban otra mayor cantidad del ganado campestre y salvaje, llamado guanacos y vicuñas, que son del valle y manera del manso y doméstico…. De la lana de estos ganados o vicuñas hacían las ropas preciadas para ornamento de los templos y para servicio del mismo Inca; y de sus mujeres e hijos…… Solían en sus sacrificios derramar sangre de ovejas y corderos, desollándolos vivos sin degollarlos, y luego con gran presteza les sacaban el corazón y azadura para mirar en ello señales de hechicerías, porque alguno de ellos eran agoveros… Y estas cosas han caído y sus ídolos están destruidos, y en su lugar puesta la cruz, para poner temor y espanto al demonio, nuestro adversario. Y algunos indios, con sus mujeres e hijos se han vuelto cristianos; y cada día con la predicación del Santo Evangelio, se vuelven más, porque en estos aposentos principales no deja de haber clérigos o frailes que los doctrinan.
De esta provincia de Guamachuco sale un camino real de los Incas a dar a Conchucos”, pág. 196-197.
En el “capítulo LXXXII, en que trata de cómo los incas mandaban que estuvieren los aposentos bien proveídos, y cómo así lo estaban para la gente de guerra”, agrega Cieza de León “De esta provincia de Guamachuco , por el real camino de los incas se va hasta llegar a la provincia de Conchucos, que está de Guamachuco dos jornadas pequeñas, y en el medio de ellas había aposentos y depósitos, para cuando los reyes caminaban poderse alojar”. Pág 198.

Hernando Pizarro.-
 En su famosa carta, escribió: “Pasado los dos meses que el oro no venía, antes el gobernador tenía nuevas cada día que venía gente de guerra sobre él, así por eso como por dar prisa al oro que viniese, el gobernador me mandó que saliere con veinte caballos y diez o doce peones, hasta un pueblo que se dice Guamachuco, que está veinte leguas de Caxamarca, que es a donde se decía que se hacía junto de los indios de guerra: y así fue hasta aquel pueblo, donde hallamos cantidad de oro y plata, y desde allí lo envió a Caxamarca”. Pág 125.

Cristóbal de Mena.- 
 En 1534 anotaba: “El mismo Atabalipa pensaba ser señor porque había conquistado la tierra: pocos días antes en una provincia que se decía Guamachuco, había mucha gente: y había prendido a un hermano suyo, el cual había jurado de beber con la cabeca del mismo Atabalipa.
Bevía con la suya: porque yo la ví, y todos los que se hallaron con el señor Hernando Pizarro: y el vio la cabeca con cuero, y las carnes secas y sus cabellos; y tiene los dientes cerrados y allí tiene un cañuto de plata: y encima de la cabeca tiene un copón de oro pegado por donde bevía Atabalipa cuando se e acordaba de las guerras de su hermano lo avia hecho y echaban la chcicha en aquel copón y saliale por la boca y por el cañuto por donde bevia. En estos días trayan algún oro, y el señor gobernador supo que avia una….(pag 152) mezquita muy rica en aquella tierra: y esta mezuita avia tanto oro” pág 153.
“Llegó el señor Hernando Pizarro a un pueblo que se decía Guamachuco:y de allí halló oro que trayeronHernando Pizarro al Gobernador que enviarse porque aquel oro porque fuerse a buen recaudo: el gobernador envio tres de caballos que viniesen con ello: y en llegando las entrego el oro y se paso adelante camino a la mezquita: los de caballo fueron con el oro a donde el gobernador estaba y en el camino les aconteció un desastre: que los compañeros que trayan el oro riñeron sobre ciertas piecas que faltaban oro; y que el que uno corto un barco al otro: que no lo quisiera el gobernador por todo el oro” pág. 134

Pedro Sancho de la Hoz.- 
 En “Relación para su majestad de 1534 apuntaba”.
“El gobernador se partió asimismo después de un lunes por la mañana y en aquel día caminó tres leguas y fue a dormir a orillas de un río, donde le llegó la nueva de que un hermano del cacique Atabalipa de orden suya. Este Gauritico era persona muy principal y amigo de los españoles el que había sido mandado por el Gobernador desde Caxamarca para aderezar los puentes y malos pasos del camino. El cacique mostró sentir gran pesadumbre por su muerte, y el gobernador lo sintió mucho pues lo querían por ser muy útil a los cristianos. A otro día se partió al gobernador de aquel lugar, y por sus jornadas llegó a la tierra de Guamachuco, dieciocho leguas de Caxamarca, y habiéndose reposado allí dos días se pasa Caxamarca, nueve leguas adelante, a donde llegó en tres días y descansó cuatro para que la gente reposara….” Pág. 286.

Francisco De Jerez.-  
(1534) mencionó a Huamachuco. “Luego mandó el gobernador a cortar árboles de la una parte y de la otra parte del río con que la gente u fordaje pasaje y fueron hechos tres pantanos por donde en todo aquel día pasó la huerte y los caballos a nado; en todo este trabajó el gobernador mucho hasta ser pasada la gente; y como hubo pasado, se fue aposentar en la fortaleza donde el capitán estaba y mandó llamar un cacique, del cual supo que Atabalipa estaba delante de Caxamarca, en Guamachuco; con mucha gente de guerra, que serían cincuenta mil hombres; como el gobernador oyó tanto número de gente, creyendo erraba el cacique en la cuenta informarse de su manera de contar, y supo que cuentan de una hasta diez, y de diez hasta cientos, hacen mil, y cinco dieces de millares era la gente que Atabalipa tenía”. Pág. 215.

Pedro Pizarro.- 
Nos da su versión: “Partidos de Caxamarca el Márquez don Francisco Pizarro con toda la gente y con el nuevo señor Atabalipa; y Callicuchina con guardo, fuimos caminando hasta Guamachuco; llegados allí no daban recaudo para poder pasar delante de indios, a causa de que el Callicuchina secretamente se mandaba, porque era más tímido en la tierra, que el nuevo señor ya dicho. Esto hacía este Challicuchina por dos cosas, la una porque echasen menos a Atabalipa, y ansí lo decía él que si con nosotros viniera las piedras se tornaran indios; la otra cosa era por matar algunos caciques de quien él estaba enojado” pág. 487.

Diego de Trujillo.-  
En compañía del gobernador, don Francisco Pizarro y otros capitanes rememora desde 1,530 hasta 1,571. En forma resumidas anotamos:
“Proceso de Atahualpa”
Y luego los oficiales del Rey requirieron al gobernador, que matase a Atabalipa, porque si él vivía, el Rey perdería mucha cantidad de moneda por ser tan belicoso y así mataron a Atabalipa.
Marcha al cuzco:
Y después de muerto salimos de Caxamarca, y venimos a Guamachuco que es doce leguas de allí y otras tres a Andamarca, a donde mataron a Gualcar Inga. pág 25.

Cristóbal de Molina.- 
En “conquista y población del Perú”, (1,533), afirmaba: “Y envió delante de si dos capitanes con gran cantidad de gente al Cuzco a pelear contra su hermano Huáscar, y el iba poco a poco con la demás gente, aunque había ya pasado más de 20 ó 30 leguas de Cajamarca, volvió a verse con los españoles a Cajamarca y en el camino, en la provincia de Huamachuco, mandó quemar una huaca de idolatría muy principal, donde el demonio daba respuestas; porque dijo allí a los hechiceros que le servían que Atahualpa había de ser vencido de los cristianos, y de esta mohima no dejó hechicero, de todos los de aquella provincia, vovo que no mandara matar”. Pág 335

Agustín de Zárate.- 
En “Historia del descubrimiento y conquista del Perú” 1555, expresaba: “Pues en tanto que el gobernador quedó en Caxamarca, envió a Hernando Pizarro, su hermano, con cierta gente de a caballo a descubrir la tierra el cual llegó hasta Pachacamá. Que era cien leguas allí, y con tierra de Guamachuco, encontró a un hermano de Atabalipa, llamando, sin otro mucha cantidad de plata”. Pág 65.
Guamán Poma de Ayala.- En “La Nueva Crónica y Buen Gobierno” únicamente menciona a Huamachuco
muy escuetamente: “Guamachuco, pueblo y tambo real y casas de Guayna Capac-Ynca” pág 253.

Pedro Sarmiento de Gamboa.-  
En historia de los Incas, describía: “Estaba Atagualpa en Guamachuco haciendo grandes fiestas por sus victorias y quería ir al Cuzco y tomar la boda en la casa del sol, donde todos los ingas pasados la salían tomar. Y estando para partir, vinierón a él dos indios tallanes, embiados por los curacas de Payte y Tumbez, a avisar Atahualpa como allí habían allegado por la mar, a aquellos llaman Cocha, una gente de diferentes trajes quel suyo, con barbas, y que traían unos animales como carneros grandes”. Pág.182.

Fray Antonio de la Calancha.-  
En “Crónica moralizada, describe a Huamachuco”: “ ¡Oh, piedad divina que crió la traica donde se congelaba el veneno y puso la bolica donde estaban los hospitales! Por las tierras comarcanas de Marañón y por las provincias de Chusgón y Guamachuco, hay otro género de contrahierba milagrosa; estercolean un género de aves en los sauces y en árboles diferentes, y allí se crían unos matorrales que las ramas están pobladas de hilos como cabellos largos; anudados en trechos, pican como pimienta y sanan los tósigos como traica. Con un género de conchuelas, y una hierba, mezclado lo uno y hecho emplasto de la otra, atajan el cáncer los indios y curan llagas envejecidas”. Pág. 145.

El Inca Garcilaso de la Vega.- 
Inca Garcilaso de la Vega
En los Comentarios Reales, da su respectiva apreciación, en el capítulo XIV, tomo I sostiene: “El Inca paso delante de su conquista; llego a los confines de la gran provincia llamada Huamachuco, donde había un gran señor del mismo nombre, tenido por hombre de mucho juicio y prudencia; al cual envió los requerimientos y protestaciones acostumbradas, ofreciéndole paz y amistad y mejoría de religión, leyes y costumbres; porque es verdad que aquella nación las tenía bárbaras y crueles; y en su idolatría y sacrificios eran barbarísimos y porque adoraban piedras, las que hallaban por los ríos o arroyos de diversos colores como el jaspe, que les parecía que no podían juntarse diferentes colores en una piedra, sino por gran deidad que en ella hubiese, y con esta bobería las tenían en sus casas por ídolos, honrándoles como a dioses; sus sacrificios eran de carne y sangre humana. No tenían pueblos poblados; vivían por los campos, en chozas derramadas sin orden ni concierto; andaban como bestias. Todo lo cual deseaba remediar el buen Huamachuco, más no osaba intentarlo, porque no lo matasen los suyos, diciendo que pues alteraba su vida, menos preciaba la religión y la manera de vivir de sus antepasados, este medio lo tenía reprimida en sus buenos deseos y así recibió mucho con el mensaje de Inca”. Pág. 142.

Antonio de Herrera.- 
En “Historia General”, en el libro tercero, capítulo II, encontramos:
“Atahualpa, hombre astuto, i de agudo ingenio, luego mandó que matarán al hermano; i esta orden alcanzó más acá de Guamachuco, en la que llaman Andamarca”. Pág 237.

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