Mujeres jefas de Hogar o de Familia

Escribe:
Guillermo Silva Rodríguez


La mujer y madre que con sus ingresos por un trabajo, es el principal aporte económico a la familia y además es responsable económicamente de otras personas, es una madre jefa de hogar o de familia. También se les denomina, mujer cabeza de familia.

La situación actual de muchas familias es un problema que se tiene que discutir y exigir una solución, ya que se empeora y la calidad de vida se deteriora. Incluso, si las mujeres ingresan cada vez más al mercado laboral, el trabajo de nosotros los hombres sigue todavía mejor remunerado. Entonces, las mujeres jefas de hogar se encuentran ante la difícil misión de cumplir sus funciones de madre, pareja y de trabajadora.

Estas personas buscan todo los días la mejor fórmula para cumplir con sus roles de madre y trabajadora. Muchas veces estos cálculos implican ceder para lograr beneficios en otros campos, pero lo que es importante para ellas es asegurar un ingreso económico que les permita satisfacer las necesidades básicas y también pasar más tiempo con sus seres queridos.

En América Latina, se han promocionado en varios países diversos programas para valorizar y dar su lugar a las madres jefas de familia. Uno de ellos es el programa “Mujer Emprendedora”, el cual les enseña porque hay que ser emprendedora y también como formalizar una microempresa.

Otra forma, es la de organizarse en grupos y aprovechar los recursos de su región. Para esto, solo tienen que aprender a formular Perfiles de Proyectos. Es decir, un documento donde expliquen: Contexto (Situación) actual y su problemática, Justificación del Proyecto, Objetivo de Desarrollo (Meta), Objetivos Inmediatos (Propósitos), Resultados Esperados e Indicadores de Éxito, Actividades para alcanzar dichos resultados, Recursos Necesarios (Presupuesto). Es decir, la línea de base es: Idea, Diseño, Ejecución y Evaluación.

Sabemos que, la pobreza en los hogares con cargo femenino es latente. Si sus ingresos económicos no son suficientes, compromete el nivel de vida de todos los miembros de su entorno familiar. Y para estas mujeres y madres, representa una sobrecarga física y psicológica, porque tienen que asumir todas las responsabilidades domesticas y extras. Como consecuencia: pierden su control, se desesperan y empiezan a tener un resentimiento social.

Los casos son múltiples y para los fines estadísticos es evidentemente difícil catalogarlos. Por ejemplo, un caso en Cajabamba, Cajamarca: una Contadora y madre, con dos hijos adolescentes y un marido sin trabajo (sin voluntad real de encontrar un empleo), ella tiene que rebuscar las formas de cómo obtener los ingresos económicos suficientes, porque tiene bajo su responsabilidad, dos hijos y un adulto, en la misma vivienda familiar.

Otro caso muy particular, una madre soltera, con un hijo y una hermana menor a mantener. Esta mujer jefa de hogar, trabaja 7 días sobre 7 en una tienda comercial, un mínimo de 9 horas diarias y con un salario de miseria, es decir, una explotación a una trabajadora, quien por su necesidad tiene que seguir en su puesto de trabajo porque no tiene otra alternativa.

Entonces, para diseñar una política social coherente a la realidad, tenemos que abordarla atendiendo a la edad, el estado conyugal, la educación y las fuentes de ingreso. Esto sería lo primordial para diseñar la base de una política social, aunque creo que actualmente nos faltan los datos estadísticos necesarios.

En consecuencia, es necesario poner atención a este grupo vulnerable, mujeres y madres jefas de hogar y velar por su bienestar ya que cumplen el doble rol de procreadoras y proveedoras. Se tiene que promocionarlas para que ejerzan su responsabilidad a través de la inserción productiva generadora de ingresos. También, para que el modelo de mamá repercuta en sus hijos y aprendan a proyectarse en su participación social y comunitaria.

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