Historia de la institución Educativa Nº 82286 (Antes 111)

La institución educativa Nº 82286, antes más conocida como la escuela Nº 111 nace como Escuela Municipal de 2do. Grado de Varones el 18 de mayo de 18890 habiendo cumplido en 1989 cien fructíferos años de funcionamiento al servicio de la niñez Cajabambina, con diversos nombres y numeraciones hasta la fecha; es la escuela más antigua de la provincia.

Aquí formaron los sólidos cimientos de su personalidad miles de ex alumnos, convertidos después en excelentes profesionales, empresarios, técnicos, o simplemente artesanos, trabajadores y obreros honestos, honrados y cumplidores de sus deberes y obligaciones, esparcidos por todos los ámbitos de la patria y aún fuera de ella, descollando con éxito en las diferentes actividades del quehacer humano, y es que siempre este centro educativo ha tenido excelentes directores y distinguidos profesores que trabajaron con mucha mística, entrega, esfuerzo y sacrificio en aras de la formación de sus alumnos, los mismos que guardan el mejor recuerdo y gratitud de esta escuela.

Todos sus directores y profesores dejaron, cada uno en su oportunidad, lo mejor de su trabajo y dedicación en la educación e instrucción de sus alumnos.

Sobresalieron en la dirección del plantel los señores profesores:
-Abel Ricardo Caballero
-Celso Benigno Calderón Cerqueria
-José Cuadra Rabines
-Alfredo Calderón Llave
-Teodoro Castillo Sánchez
-Julio Calderón Urquiza y
Juan Castillo Sánchez.

LOCAL Y EQUIPAMIENTO
El local que ocupa actualmente la Escuela Nº 82286 (111), fue anteriormente una antigua casa particular, de estilo colonial que perteneció a la familia Otoya, terratenientes de la hacienda Sitacocha, a quien por deudas le confiscó el Estado, mediante juicio de adjudicación seguido por el tesorero fiscal del departamento. Luego la resolución del Ministerio de Hacienda de fecha 23 de noviembre de 1891 la adjudica al estado. Enseguida la Municipalidad de Cajabamba en sesión de 28 noviembre de 1891 “resolvió pedir al soberano congreso, por órgano del honorable Diputado por esta provincia señor Alberto Martin, la adjudicación de la Casa Otoya a la Municipalidad, con el fin que sirviera de local escolar”. En efecto el estado entregó la casa a la Municipalidad de Cajabamba y ésta la destinó para el funcionamiento de la Escuela Municipal de 1er. Grado de Niñas, durante los años de 1892 y 1893.

El primero de abril de 1894 comenzó a funcionar en dicha ex casa Otoya el plantel llamado Liceo Municipal Cajabambino, dirigido por el señor Abel Ricardo Caballero, plantel antecedente al centro escolar Nº 111, poseyéndolo hasta la fecha.

Esta casa ha experimentado durante todo el tiempo que ha servido de local escolar, una serie de adaptaciones, habilitaciones, mejoras y restauraciones para dedicarla al servicio educativo a fin de brindar mayor comodidad a maestros y alumnos, así se pueden citar las obras realizadas en 1919-1944-1957-1973 etc.

- En 1957 el director señor Alfredo Calderón Llave, con una partida gestionada por el diputado comandante Leoncio MartinezVereau compró un terreno en la zona nor oriental de la ciudad en el crucero de los jirones Luna y O´donovan, donde posteriormente se construyó la granja y huerto escolar, así como una piscina.

- En 1976 siendo director el normalista Teodoro Castillo Sánchez con dinero de actividades de los padres de familia y comunidad docente se pudo construir las aulas del segundo piso del costado norte del local y se compró una parte de la casa Rosell que colindaba con el patio de deportes, para ampliar el local.

- En 1983 siendo director del profesor Julio Calderón Urquiza se compró otro retazo de la casa Rosell, que sumada a la anterior compra hicieron una extensión de 457 m2. En esta área ampliada, con una partida gestionada por el Senador Dr. Genaro Ledesma Izquieta, ex alumno del plantel, con el presupuesto asignado para tres aulas, por administración directa, se logró construir un pabellón de seis aulas en dos pisos durante los años 1985-1986, con frente al Jr. Llosa.

- Últimamente durante los años 2003-2004 bajo la dirección del profesor Jose Antonio Vargas rojas, con dinero del canon minero y una contrapartida del gobierno regional, se construyó un pabellón de 2 pisos, con material noble en el ala sur del local, guardando la armonía arquitectónica sugerida por el instituto departamental de cultura de Cajamarca.

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